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sábado, 10 de marzo de 2012

Por la Vía Dolorosa

Y ahora María, corre sin mirar atrás,
Buscando la carne de su carne,
Prendida anoche en el Huerto de Getsemaní
Porque quiere protegerlo de sus verdugos.
Y sigue corriendo, Juan y María Magdalena
Son incapaces de seguir su paso histérico.
Mi niño, ¿dónde está mi niño?
Y quiere volver a encontrarlo en el Templo
Tras tres días e dolor por su pérdida, otra vez tres días
Para estar en la casa del Padre.
Y María dobla una esquina y llega a una calle
Que es amarga como su nombre
Y allí le encuentra.
Su pequeño Jesús no tiene un solo centímetro
De piel intacta, los ojos hinchados por los golpes
Se llenan de lágrimas al verla, ¡mamá!
Y las piedras se estremecen,
¿Cómo pueden temblar las piedras y hacerse piedra
El corazón de los hombres pidiendo más sangre,
Más venganza y más rencor?
Y Cristo, se tambalea al intentar sonreír a María,
Cuando se le vuelven a abrir las heridas de los labios
Y a la Santa Madre, le estalla el corazón
En mil cristales que cortan el alma ¡mamá!
Y María, quiere besar sus heridas
Y quiere tocarlo, pero todo su niño es carne viva.
Que dolor para una Madre saber que sus manos
No son consuelo, sino tortura y busca en su pena
Una sonrisa que le reconforte.
Y María sólo puede besar con la mirada
Y se bebe su llanto, no quiere que Jesús
Se vea reflejado en sus lágrimas
Y su niño, vuelve a agarrar la cruz
Y a seguir el camino de su muerte
Y sigue insultando la multitud
y apartan a María del camino.
¿Pero es que nadie está escuchando las piedras?

(Poema extraído de la discografía de la Agrupación Musical Santísimo Cristo del Amor de la Sagrada Cena de Huelva)


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